Siempre que finalizamos una Obra, echamos la vista atrás, y poco a poco vamos viendo cómo ha evolucionado, como con el esfuerzo de todos, la ilusión y el placer del trabajo bien hecho no desaparece hasta que ponemos punto y final. Altos de los Monteros fue todo un reto desde el principio hasta el final, pero el resultado no ha podido ser mejor. Sus vistas, sus acabados, su suelo empedrado, sus barandillas, puertas y paredes…El gusto por lo exquisito se respira en cada rincón de esa casa…y nosotros, solo podemos sentir una cosa: orgullo. Hasta pronto!
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